Will The Poor Always Be With Us
El Pobre Siempre Con Nosotros?
Por
Kurt Cobb
Es una historia familiar. En su último viaje a Jerusalén, Jesús se detiene en Betania a comer en casa de Simón, un leproso. Una mujer entra en un frasco de alabastro de perfume caro; se rompe el frasco y vierte el perfume sobre la cabeza. Su gesto invoca la furia de algunos de los presentes. La pomada valía la pena el salario de un año, que se quejan. Podría haber sido vendido y el dinero dado a los pobres.
"Los pobres siempre estará con ustedes", fue la respuesta lo suficientemente justos e inocentes de Jesús. Jesús claramente no pretendía por su observación que se arroja nueva luz sobre el problema de la pobreza. Y cuando nos recordamos a nosotros mismos, como hacemos tan a menudo, que "los pobres siempre estarán con nosotros" (como siempre lo han sido), simplemente estamos pidiendo prestado una manera de expresar un hecho que todos aceptamos sin pensarlo dos veces. Era un hecho incuestionable como en tiempos de Jesús como lo es hoy. Pero no es exactamente un hecho por los pobres - que siempre han sido (y siempre será) con nosotros.
Es uno de esos supuestos propiedad colectiva que constituyen la mitología de nuestra cultura, la cultura de lo que se ha convertido en nuestra civilización global.
No es un mito de inactividad, que los pobres siempre estará con nosotros, pero un importante mito, un medio poderoso y esenciales de mantenimiento de nuestra cultura y el negocio de ella como de costumbre. Es un mito que me ha perseguido durante mis dos décadas y media de sentir y expresar activamente tanto en la compasión y la indignación en relación con la persistencia del hambre, la falta de vivienda y la pobreza en nuestro país y en el extranjero afluente.
La mayor parte de este tiempo he dedicado a trabajar en un comedor y albergue para desamparados, tratando, supongo, para escapar de mi propia riqueza y privilegio, así como satisfacer las necesidades humanas básicas y desafiar a los poderes políticos.
El "propósito" cultural del mito es tan sencillo como claramente es debilitante a la activista de cuidado: no tiene sentido tratar de poner fin a la pobreza, excepto en nuestros sueños. Los sueños se reflejan en nuestra retórica, pero bajo la superficie que se dan cuenta de que el premio podemos luchar razonable para la mejora es.
Considere, por el contrario, que la pobreza tal como la conocemos no es y nunca ha sido el destino de la humanidad, sino que es en gran medida un producto de la civilización, tal como la conocemos. Colón y otros exploradores y colonizadores europeos, por ejemplo, no descubrieron la pobreza aquí en las Américas; que crean la misma.
Se define en términos de seguridad, el control y el acceso a los recursos para mantener la vida, la pobreza y la riqueza adquieren un significado aparte de nuestra 'calidad de vida' convencional medida. Esta reinterpretación impulsó antropólogo Marshall Sahlins hace 50 años para identificar las tribus de cazadores-recolectores como las
"sociedades opulentas originales".
Se reconoció un tipo de riqueza disfrutado - y disfrutó de manera equitativa - por las tribus que han superado con creces en el valor de los beneficios que asociamos con tener riqueza en nuestra cultura. Tal vez porque hemos comenzado a cambiar nuestras propias medidas convencionales de la riqueza, los cazadores-recolectores están empezando a ser percibida por nosotros en una luz más favorable.
Mis estudiantes por lo general no se detienen a considerar si los nativos americanos eran "pobres" cuando se encuentran por los exploradores europeos, pero luego insisten de manera uniforme que no lo eran.
Y aunque los científicos descubrieron hace más de un siglo que los humanos vivían en esta forma de cazadores-recolectores durante cientos de miles de años antes de la 'revolución agrícola' dio lugar a nuestra civilización y la cultura hace apenas 10.000 años, nuestra historia y nuestra mitología colectiva celebrada y vivida reducen la experiencia humana a la construcción de la civilización. Nuestro marco colectivo de referencia no sólo omite la vasta experiencia humana antes de nuestra historia, que excluye la experiencia de los seres humanos que florecen en tribus igualitarias concurrentes con nuestra historia.
Todavía hay hoy dispersos bolsillos de indígenas que nunca han conocido el tipo de pobreza tomamos así por sentado. Esta vasta experiencia sugiere que la pobreza es una función de la cultura, no de la naturaleza, que es relativamente inmutable.
Así que una manera perpetuamos el mito de nunca acabar la pobreza es mediante la continuación de creer, en contra de los hechos, que nuestra historia, la historia de nuestra cultura , nuestra civilización es la historia de la humanidad misma y que nadie fuera o anterior a esta historia es una pobres, salvaje mitad humano. Muchos de nosotros individualmente asentirán a los hechos cuando se enfrentan a ellos. Esto importa poco, porque la mitología es algo que una cultura de la gente compra en conjunto y dar expresión a la forma en que viven como un grupo .
En la misma línea, un segundo y más reciente fuente de combustible para el mito es que, en un sentido importante, que realmente no queremos la pobreza a desaparecer. Por tanto, es conveniente para creer que los pobres siempre estarán con nosotros (como siempre lo han sido). No queremos que la pobreza desaparezca por al menos dos razones generales.
La primera es que nuestro sistema económico genera necesariamente la pobreza; pero más específicamente, nuestro propio empleo depende cada vez más de ella. Un día a Amos House, un joven fue expulsado del comedor por una infracción de la regla.
En el bordillo exterior, gritó hacia atrás en nuestra trabajadora social, "ya sabes, si no fuera por mí , no tendría un trabajo!" Todavía reflexionar sobre esa observación 10 años después.
La automatización y la mano de obra barata han desafiado nuestra economía para encontrar nuevas maneras de sostener el crecimiento y mantener a la gente ocupada, y nuestra economía ha respondido de manera brillante. La "industria" servicio ha tomado el relevo. A medida que el / Revolución Industrial Agrícola desplazado no sólo los trabajadores, sino también el papel de soporte vital de las pequeñas comunidades (tribus y luego aldeas), creó tremenda necesidad y marginación, añadiendo a los efectos de la automatización. La demanda de servicios a los crecientes problemas sociales proporciona domicilio la nueva materia prima.
Programas de servicios públicos y privados encajan muy bien el proyecto de ley, ya que alivian el dolor y dan la apariencia de una respuesta eficaz sin llegar a la solución del problema. De hecho, los tipos de corto plazo, las intervenciones paliativas proporcionados por servicios a menudo permiten que el problema empeore a largo plazo.
Además, esta solución económica ordenada ha inspirado la fabricación cultural de necesidades más frívolas y quiere que un número infinito de nuevos servicios se puede introducir para avivar el horno.
Una segunda razón por la que se aferran a la continuación de la pobreza, y también a la marginación en términos más generales, es que muchos de nosotros, al menos, necesitan un lugar para expresar activamente nuestro cuidado y compasión. Necesitamos personas - más allá de nuestros miembros de la familia inmediata - para cuidar en ausencia del contexto tribal dentro de la cual hemos compartido libremente una vez que nuestra atención con otros miembros de una red de apoyo mutuo. Soy como mi perro, perla, que sin la oportunidad de cazar por instinto, encuentra a sí misma jugando a cabo la caza en nuestra casa o el patio trasero (a veces de manera absurdamente cómicos).
No puedo decir que los seres humanos son por instinto o compasiva que estábamos destinados por Dios o cualquier otra cosa para vivir en tribus. Sin embargo, existe una clara compasiva consecutivas en nosotros, expresado más en algunas personas que en otras, y los seres humanos han vivido en tribus para el 99% de nuestro tiempo en la tierra. El tribalismo es una forma de vida que ha puesto a prueba a cabo, a pesar de su relativamente reciente revés en la cara de nuestra propia expansión de la civilización (A pesar de la apariencia de la balanza de esta competición para nosotros, es demasiado pronto para el partido).
Cuidado mutuo, generó más por necesidades de supervivencia y el propio interés que por el altruismo, es la base de apoyo en la tribu. En nuestro mundo, este apoyo ha sido suplantada por los servicios, principalmente servicios profesionales que trabajan dentro de un sistema de servicio. Servicio, de hecho, es simplemente el intento de satisfacer las necesidades fuera del contexto de la comunidad.
Del mismo modo que nosotros no usamos la palabra "servicio" para etiquetar la atención que proporcionamos dentro de nuestras familias, así mismo no existe un concepto equivalente de "servicio" entre las tribus. Para los individuos con una disposición especial cuidado, el sistema de servicios ofrece la única salida disponible, aparte de la propia familia del proveedor de cuidado.
La familia nuclear debilitamiento, sin embargo, al igual que la familia ampliada, el clan, la tribu pueblo y ante sí, se ha rendido cada vez más su función de apoyo a los servicios profesionales. Siguiendo esta tendencia, podríamos toda pronto nos encontraremos con el apoyo de los proveedores de servicios por sí solos.
John McKnight
realiza una prueba convincente de que el sistema de servicio profesional es un pobre sustituto para el tipo de sistema de apoyo solamente una comunidad genuina puede proporcionar. Es inferior en muchos aspectos, no menos importante de los cuales es que se frustra el proveedor de servicios de cuidado que entra en el ámbito de la enseñanza, la atención de la salud o de trabajo social con el fin de dar atención sólo para hacer frente a un obstáculo tras otro sistémica.
McKnight insiste en que el sistema de servicio profesional y su red de instituciones y organismos públicos y privados no están orientados a proveer cuidado, sólo los servicios profesionales. Para dar y recibir atención, no hay sustituto para la comunidad. Considero que la tribu a ser el arquetipo de la comunidad en este sentido.
Hasta ahora he identificado nuestra idea que mantienen colectivamente que "los pobres siempre estará con nosotros" como una profecía trágica, cumple a sí misma sobre la base de suposiciones erróneas. También he nombrado a cuatro factores que contribuyen a la perpetuación del mito y la consiguiente perpetuación de la pobreza:
1. Nosotros creemos que colectivamente la pobreza humana es una parte inevitable del orden natural en general y de la naturaleza de los seres humanos en particular.
2. Entendemos que, de hecho, los pobres siempre han estado con nosotros.
3. Un número creciente de puestos de trabajo y las instituciones (y la propia economía) dependen de la persistencia o agravamiento de la pobreza y la marginación.
4. Los cuidadores marginados proporcionar un lugar para dirigir su compasión.
Una comprensión refundido de la inevitabilidad de la pobreza se presta a al menos dos estrategias de cambio general. A pesar de que activistas como yo tienden a favorecer más sugerencias de acción que suena, la primera y quizás más radical que podemos hacer es ayudar a la superficie nuestra mitología cultural y reemplazarlo con principios de vida que funcionarán mejor para nosotros - y posiblemente conducir a la eliminación de las pobreza.
Para "los pobres siempre estarán con nosotros" podríamos sustituir algo así como: "El universo se compone de ciclos de creación y destrucción, el nacimiento y la muerte, pero dentro de este marco, la tierra va a dar." Nuestro planeta y su abundante y rica en diversidad comunidad de vida ofrecen un sistema de apoyo adecuado y aceptable para nosotros, al igual que para todas las demás especies. Nadie debe languidecer en la clase de la miseria marginal que comúnmente llamamos "pobreza". Esta estrategia es una de aprendizaje y reaprendizaje.
La segunda vía es la construcción de la comunidad - la búsqueda de pequeñas y más ambiciosas formas de reintegrar a nosotros mismos en las economías de pequeña escala de apoyo basadas en relaciones de confianza. En Mi Ismael , autor Daniel Quinn distingue entre una economía tribal basa en el intercambio de energía humana:
Y nuestra economía que se basa en el intercambio de productos, incluyendo productos de servicio:
En la medida en que podemos transferir nuestra fe y la dependencia del sistema de productos para el sistema de apoyo comunal, contribuimos a la atrofia (y eventual eliminación) del sistema de productos, de sus instituciones y las estructuras políticas y jurisdicciones. El tipo de pobreza que estamos familiarizados ha estado con nosotros a través de la aparición de nuestra civilización, ya que es inherente en la cultura de nuestra civilización, si no en la civilización como un modo de organización social en general. La pobreza puede ser eliminada, pero se requerirá una ruptura fundamental de la forma en que hemos estado pensando y viviendo.
Nuestra visión del mundo actual, las alianzas y los archivos adjuntos psicológicas favorecen fuertemente la forma predominante de la vida, al igual que el supuesto por defecto habitual que el mundo es simplemente va a continuar en su trayectoria hacia una versión "más y más grande" de lo que tenemos hoy en día. Pero al igual que un gen recesivo, nuestra capacidad de confiar en la tierra y vivir por unos a otros de apoyo y los regalos únicos se encuentra dentro de cada uno de nosotros, en estado latente en su mayor parte, pero dispuesto a la superficie y participar después de un proceso de ajuste inicial.
Muchos jóvenes descontentos, todavía dependen en parte del sistema de productos, sin embargo, han optado por vivir en tribus simplemente para apoyar su negativa a ganarse la vida de la forma habitual, prefiriendo la libertad y la vitalidad de la vida en el exterior. Experimentos menos dramáticas, que van desde las comunidades rurales intencionales a la actividad de la asociación de bloque urbano, apuntan en la dirección 'dar soporte….obtener apoyo'.
Para los estándares de la riqueza tribal, incluso nuestro financieramente bien apagado son bastante pobres. En mi trabajo de facilitación con el material cómodo en las iglesias y las organizaciones no lucrativas, me parece una sorprendente receptividad a este mensaje perturbador. Un millón de dólares, por ejemplo, no es suficiente para asegurar contra tener que pasar la última década de la vida en un hogar de ancianos. Una fuente de esperanza para mí - tan lejana como parece - radica en la posibilidad de que la deserción dentro de la clase media y alta.
Como "ganar" el concurso de productos nos recompensa con una vida que se acelera cada vez más, virtual, alienar y superficial -, así como ecológicamente peligroso - los beneficios de abandonar el juego que jugamos por la vida con los árboles y el cielo - y entre sí - se demostrar cada vez más irresistible.
La tendencia 'vida simple' de la última década puede presagiar un cambio que es más profunda y más extendida; este cambio podría servir de catalizador para la ruptura cultural necesario para poner fin a la pobreza.
Sin duda, se encuentra fuera de la caja de imaginar la gente rica que liberan su control sobre la riqueza del producto y los medios de creación, pero esto va a ser un efecto secundario natural de su cambio de atención en la dirección de la adquisición de un tipo diferente de la riqueza. Los pobres marginados entonces tendría una mejor oportunidad de restablecer el acceso a los recursos de la tierra.
Por desgracia, los modelos predominantes de desarrollo en las comunidades y los países pobres son los modelos que ofrece el sistema de productos, que los mismos pobres generalmente buscan a como la única salida. Por otra parte, las organizaciones han comprometido a reducir la pobreza debe hacer hincapié en las estrategias que regeneran el tipo de autosuficiente, dar soporte / soporte vital conseguir comunidad que puede regenerar el tipo de riqueza que hemos pavimentado con una cultura que ofrece productos de ganadores y perdedores.
Este ensayo es una adaptación del nuevo libro de Jim,
pensamiento positivo en una edad oscura . Una versión algo diferente apareció por primera vez en
el otro lado, mayo-junio de 2002, vol. 38, No. 3.
